Ya está aquí el Puente de Diciembre y con él, el encendido de las luces de todos los pueblos y ciudades del país, del mundo. La puesta de los Belenes y las decoraciones navideñas de todas las casas. Familia que va, familias que vienen. De nuevo, volver a entrar en contacto con todas las emociones personales y familiares. Repasar nuestros logros, aprendizajes y fallos del año. Volver al estrés de las cenas, lo regalos, la ruptura de las rutinas cotidianas (de sueño, dieta y hábitos…) y que nos hacen sentir bien. En fin, no hemos olvidado el tradicional significado de las Navidades.
El año pasado tuvimos que ajustarnos y vivimos las “Fiestas con el Covid”, con teóricas restricciones de aforo, con miedo al contagio (sobre todo de nuestros mayores), muchas videoconferencias, llamadas de teléfono e intentar que los que no podían estar, estuviesen. Intentamos normalizarlo todo, echamos en falta a muchos, quizás a demasiados y quizás ya siempre les echemos de menos.
La pandemia nos paró de golpe la vida, no respetó nada ni a nadie, si quiera a la Navidad. Mensajes en todas partes sobre la importancia de los valores de la familia, la responsabilidad, el amor, la generosidad… Contactos que se acentuaban con la pandemia, pero que igualmente estimulaba la Navidad.
Y este año, llega de nuevo el Puente de Diciembre (porque al final siempre llega) y las calles se atestan de gente. Si observas desde fuera, al margen de las mascarillas (algunas mascarillas), parece que no ha pasado gran cosa…Intentamos volver a la Navidad de siempre… y parece que eso implica, que queremos “olvidar”.
Pero al equipo de eNBlanco no nos gustaría que esto ocurriese. No sólo todo lo que hemos perdido, sino lo que hemos ganado, que en ambos casos no ha sido poco. Queremos recordar el valor de los gestos de vecinos, amigos, conocidos que nos hicieron más fácil la vida, que nos suavizaron la soledad o el miedo propios de la pandemia. Queremos valorar todos los esfuerzos y sacrificios de ancianos, adultos, adolescentes y niños que quieren y han querido hacer más fácil y segura la vida de aquellos a los que quieren.
Ocuparnos de ponernos las mascarillas, de mantener la higiene, de respetar las distancias de seguridad, los confinamientos y todo lo que haga falta para que disfrutemos de las Navidades, de todo lo bueno que nos traen. Y, por supuesto, podamos estar también el año que viene leyendo la infinidad de mensajes bonitos y positivos que estimularán de nuevo, estas fechas.
Pero también queremos recordar a todos aquellos/as que por un motivo u otro pasarán estas fiestas solos, los que sienten que la pandemia o sus consecuencias les incapacitan para disfrutar y entrar en contacto con todas las emociones positivas y entrañables que mueven estas fechas. Si consideras que hay una parte de ti que ha cambiado tanto que ya no se identifica con los mensajes de amor y familia de siempre… quizás ha llegado el momento de buscar la ayuda que nos haga falta para poder reinventarnos la Navidad… y la vida.
Una Navidad y una vida, construida desde el Yo quiero, porque no dudaríamos de que Puedo. Llena de ilusiones y motivos que le den sentido a nuestros días y a cada fecha. Sentida desde la libertad y la plenitud, sin miedo aunque con la prudencia que nos da el ser conscientes. Buscando siempre la compañía de aquellos que queremos, no porque sintamos la necesidad, sino porque simplemente todo es mejor con ellos cerca. Siendo agradecidos por todo lo que la vida nos da y compasivos con nosotros mismos, cuando nos toque que nos quite.
Cada día tenemos la oportunidad de inventar el inicio de una vida que sintamos que tiene sentido y que nos lleva a dar cada día lo mejor de nosotros, un poquito más. Siempre madurando y creciendo, desde la humildad y la conciencia de que, en muchas ocasiones, solos no podremos o sabremos. En esas circunstancias recordar siempre que ¡¡Pedir Ayuda Está Bien!!. Y que, desde nuestro equipo, no sólo queremos desearos unas Muy Felices y Seguras Navidades, sino que si lo consideráis, estaremos aquí para tenderos nuestra mano y ofreceros esa ayuda que podáis necesitar.
No quisiéramos terminar este escrito sin mandar un millón de besos al cielo. Por todos los que nos han dejado en este año. Tanto por los que se fueron cuando no les correspondía como por los que, por fin, pudieron descansar. Del mismo modo, que queremos hacerles llegar a sus familiares nuestro abrazo y acompañamiento.
Texto de Nuria Blanco Piñero.